Es una disciplina cuyo objetivo es la integración psicofísica y que basa su metodología en la sensibilización, la propiocepción, el movimiento, el juego y la palabra. Postula una mirada integradora del ser humano en sus tres áreas, cuerpo, mente y mundo externo y reconoce el desarrollo de la percepción, el movimiento y la reflexión, como complementarios para el autoconocimiento y el desarrollo de los vínculos interpersonales.
En un clima de respeto y concentración, se propicia la exploración de los espacios interiores del cuerpo y sus límites. En una segunda instancia, el movimiento, la expresión y su manifestación simbólica apuntan a la relación consigo mismo y con los demás. La auto observación de lo que se experimenta en el cuerpo, se integra al pensamiento y a la experiencia del mundo circundante. El resultado es la toma de conciencia significativa y el reconocimiento de lo propio. El diseño de los caminos para el encuentro de lo propio con el mundo, hacia un todo satisfactorio y pleno es parte de lo que entendemos que es el sentido de la vida.
La metodología se basa en la auto-observación, la exploración a través de los sentidos, los movimientos en el espacio, las experiencias lúdicas, trabajos con objetos, máscaras y personajes, apoyados por recursos literarios y plásticos. En el juego y el contacto con el grupo se revela un espacio de comunicación entre los mundos interno y externo, donde se reconocen los condicionamientos y hábitos mecánicos-defensivo, abriéndose así a nuevas respuestas y posibilidades más auténticas de ser y de relacionarse que otorgan una vivencia de libertad y valoración. Es una aproximación biopsicosocioespiritual.
Convergen en esta disciplina los estudios de Joseph Zinker, Eugene Gendlin, James Kepner, Gerda Alexander y Jacob Moreno
Podemos definir a la musicoterapia como una disciplina de la salud, que utiliza como herramientas terapéuticas a la música, el sonido, el cuerpo, la voz y los instrumentos musicales, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas en su funcionamiento físico, emocional, mental, social y espiritual. Los distintos elementos que componen la música tanto en su estructura (pulso, ritmo, melodía, armonía), como su contenido emocional, poder de comunicación y sus estrechas vinculaciones con el lenguaje pre-verbal, hacen de ella un poderoso catalizador de los vínculos y de la comunicación intra e interpersonal, estimulando e integrando los aspectos biológicos, psicológicos y culturales del ser humano.
Su metodología abarca una serie de actividades musicales, corporales, sonoro- creativas, interpretativas y receptivas, tendientes a facilitar el desbloqueo emocional, movilizando a través del sonido la energía psíquica, y estimulando la expresión del mundo interno y subjetivo, potenciando los recursos creativos y la capacidad comunicativa.
Las investigaciones en el campo de la Musicoterapia, de la Psicología de la Música y de las relaciones entre la Música y la Medicina, demuestran la relación existente entre esta expresión artística y el sistema nervioso, la neurofisiología y las emociones, dando sentido a la integración de la música en procesos terapéuticos complejos. Puede favorecer a personas de todas las edades y condiciones, sin importar que tengan o no conocimientos musicales previos. Su marco teórico se estructura desde diversas corrientes cuyos representantes son el Dr. Rolando Benenzon, Musicoterapeuta Argentino, Mary Priestley, Musicoterapeuta Inglesa, Diego Schapira, Musicoterapeuta Argentino, Kenneth Bruscia, Musicoterapeuta Norteamericano, entre otros.
El Arte terapia es una especialización profesional de servicio humano, que utiliza diversos medios artísticos y los procesos creativos con fines terapéuticos, educativos, de prevención, rehabilitación y desarrollo personal.
La capacidad expresiva de las imágenes visuales, sus colores y formas, sus símbolos, el diálogo que se establece con la misma desde el lugar del creador y del espectador, son aspectos que favorecen la revelación de aspectos desconocidos por los sujetos, colabora con el insight y potencia la profundización y la elaboración de procesos que facilitan la comunicación y la promoción de cambios favorables en su condición y estilo de vida.
Esta disciplina busca rescatar el efecto sanador de la expresión artística, es por este motivo que las técnicas del arte terapia no se centran en el valor estético del trabajo realizado, sino sobre el proceso terapéutico individual y/o grupal, considerando que todo ser humano tenga o no formación artística, posee creatividad y tiene la capacidad para expresarse por medio del arte.
A través del Arte terapia se puede contribuir a expresar, explorar, clarificar, redefinir las relaciones consigo mismo y con los demás; resolver diversos problemas, entre ellos, los conflictos emocionales; estimular la autocomprensión y el desarrollo de destrezas sociales; controlar la conducta, reducir la ansiedad, ayudar en la orientación de la realidad y aumentar la autoestima.
El arte terapia contempla varias corrientes teóricas dentro de las cuales sus más importantes representantes son: Edith Kramer, Margaret Naumburg, Cathy Malchiodi, Natalie Rogers, Pat Allen, Shaun Mc Niff, Marian Liebmann, Janie Rhyne, Judith Rubin, etc.
Esta área de estudio propone una mirada integral de lo humano, que implica una comprensión unificada de los tres mundos los cuales, para las ciencias de la salud y desde la modernidad, han estado separadas: Cuerpo, mente y ambiente. En este sentido, el desarrollo humano es entendido como una ecología compleja y política, en donde los procesos internos juegan en una incesante búsqueda adaptativa a los cambios y desafíos en el entorno. Sabemos que poseemos una base biológica que está plena de recursos creativos- en su totalidad comunes a la especie humana- para facilitar una adaptación saludable. Sin embargo, estos pueden ser fácilmente ocultados y tergiversados por los procesos de socialización, los poderes fácticos y las experiencias traumáticas.
Bajo una aproximación esencialmente fenomenológica-descriptiva, ahondamos en modelos comprehensivos acerca de cómo las personas satisfacemos o frustramos nuestras necesidades. Este ámbito no puede desnaturalizarse ni reducirse a procesos meramente individuales. Por ello, se desarrolla una comprensión de las formas en las que los asistentes de los grupos llevan a cabo su interacción. Se llega al grupo con un historial a la mano en cuanto a la búsqueda de pertenencia, y al mismo tiempo con la necesidad de la diferenciación, proceso que suele caracterizarse por el conflicto. Una mirada terapéutica es, en esencia, una comprehensión de cómo nos relacionamos desde la subjetividad y la historia. Son habilidades imprescindibles y potencialmente saludables la conciencia de si, la responsabilidad por los contenidos de ésta y el respeto fundado por el conocimiento profundo de los procesos individuales y colectivos.
Desde un punto de vista pragmático, podremos llevar a cabo estos principios en la práctica de entrevistar, evaluando, facilitando procesos y desarrollando vínculos que aportan al crecimiento individual y comunitario.
Obras de interés en estos estudios pertenecen (desde la "Unidad Viviente" de Marleau Ponty, y el "Organismo Unificado" de Kurt Goldstein) a William Schultz, Joseph Zinker, Irwin Yalom, Eugene Gendlin y Carl Rogers.